Capítulo 24: Una mala noche

A petición de mi buena amiga María (Algunos la conoceran como Jane. Pinchar en su nombre para su blog. Fantástico *Publicidaaaaaaaad* XDD) y bajo una amenaza sutil por whatsapp de venir a buscarme a la Comunidad Valenciana para ponerme a escribir bajo látigo, pero desde el cariño -Palabras textuales- he decidido que no puedo haceros sufrir más. Agradecerle a ella babys. Este capítulo tiene contenido para mayores de 18, no creo que vaya a herir la sensibilidad de las lectoras, pero avisadas estais. Disfrutar amadas mías, y no puedo hacer más que dedicarle este capítulo a ella, mi Jane :$

CAPITULO 24: UNA MALA NOCHE

-Te juro que si me sigue enviando mensajes mi hijo se va a quedar sin padre. - Dice exasperada Annie mientras elimina el nuevo mensaje de Finn.

-Solo está preocupado, no te enfades. - Dice Rue que se mira las uñas.

-Hace media hora escasa que nos acabamos de ver. No me ha dado tiempo de liarla. -

Estábamos de camino a casa. Hacía una semana que comenzamos de nuevo las clases después de las bien merecidas vacaciones de navidad. Podrían haber pasado mejor, la situación con mi padre no mejoraba, lo que hacia que el ambiente en casa (En el momento en que estaba) fuera muy tenso. Había decidido por mi cuenta mandar solicitudes a las universidades del estado, por si me daban una beca de estudios, era bastante optimista debido a mi inmejorable expediente. Pedí ayuda al director para que redactara una carta de recomendación a dichas universidades. Tenía muchas posibilidades de que me la cedieran. Una vez admitida buscaría trabajo para mantenerme por mi cuenta. Después de otra gran discusión por mis amenazas de hacer lo que me diera la gana Haymitch me advirtió que no tendría su ayuda económica. Ya puestos iba a estudiar lo que a mi me daba la gana, me sentía libre como un pajarillo que acababa de aprender a volar. Sentía que podía hacer lo que quisiera. Mis actos eran a espaldas de Haymitch, si lo supiera, bajo ningún concepto me habría dejado enviar todas esas solicitudes.

Con respecto a Annie, que relinchaba como un caballo nervioso a mi lado en el coche, estaba entrando en su cuarto mes de embarazo. Estaba muy paranoica con su tripa, se veía enorme y abultada, cuando todavía no se le notaba casi nada. En ocasiones se deprimía porque ya pensaba en la ropa de premamá. Era evidente que el bajo vientre se le había redondeado y sobresalía un poco, pero no tanto como para que su ropa de adolescente no le siguiera sirviendo. Era evidente para nosotras que sabíamos el estado en el que estaba, para los demás estaba segura que pasaba desapercibido.

-Debería de saber que estás conmigo ¿Cómo voy a dejar que le pasara algo a mi sobrinita? -

Por supuesto que Annie y su cuñada ya estaban fantaseando con que era una niña. Me imagino a la bebé con tan solo unos meses de edad y siendo customizada por su mamá y su tía. Me compadezco de ese pequeño, menos mal que tiene como padre a Finnick, el único mentalmente estable de esa familia. Y ahora que Marvel se les había unido con más razón, el nivel de locura de esa casa llegaba a ser peligroso.

Llegamos entre risas a nuestras casas. Glimmer directamente ni preguntaba sobre si dejaba a Annie en su casa. Sabíamos que esa era una posibilidad inconcebible, pasaba el 80% del tiempo en casa de la familia de su novio, y ahora si no era el 100% era porque sus padres reclamaban a su hija.

Cuando me bajé del coche y me despedí de mis amigas me quedé parada en las escaleras que encaminan a la entrada. De nuevo un ramo de rosas.

Prim sonríe pensando que es para alguna de nostras dos. No se equivoca, son para mí, pero no son de la persona adecuada. Desde aquel sobre amarillo no había vuelto a recibir nada más, pensaba que, fuera quien fuese, se había cansado de mandar regalos y no recibir respuesta a las llamadas de teléfono. Pero no, aquí de nuevo me encuentro sujetando un ramo de rosas que me había dado mi hermana después de leer mi nombre en la tarjeta. Su olor hace que me tambalee, es tan fuerte que hace que me maree. Abro la nota con manos temblorosas.

'Me gustaría poder verte más de cerca y no a metros de distancia preciosa. Por cierto, no me gusta que me ignoren'

Al lado de la caligrafía, la cual no reconocía, había enganchada una foto mía riendo. Recuerdo el día, salimos Rue, Glimmer y Prim para regalarle a Annie unos pantalones elásticos para cuando los fuera a necesitar. Solamente salía yo.

-¿Pasa algo Kat? - Pregunta Glimmer a mi espalda. Mierda se me olvidaba que tenía público. Me arrebata la nota de la mano con la imagen. Su expresión es de confusión total, como es de imaginar se pensaría que las rosas son de Peeta, ojala. Sus ojos se abren al ver la foto. - ¿Sabes quien puede ser?

-No... Las otras veces tampoco ponía el remitente.

-Espera. ¿Otras veces? ¿No es la primera vez que te mandan esta clase de cosas? - Mierda, se me escapó. Todo mi esfuerzo por mantenerlo en secreto y por una metedura de pata iba a preocupar a la gente sin ningún motivo.

-No... pero no sabía que tenía fotos mías. Esto es espeluznante.

-¿Osea que ahora mismo podría estar vigilándonos? - Pregunta asustada Annie y posan sus manos sobre su vientre, supongo que es algo instintivo para tratar de proteger a su hijo de cualquier peligro.

-Si...no, nose. -

-¿Por que no nos habías dicho nada? -

-Pues porque la última semana no había recibido nada. Pensaba que ya se había cansado de mandarme cosas y ahora me encuentro de nuevo con esto.

-¿Lo sabe Peeta? -

-¡No! Y tampoco quiero que lo sepa. Se volvería loco.

-Ya... Supongo que será de algún pajillero que le gustas y no se atreve a decírtelo. No creo que haya que preocuparse. - Dice Rue tratando de quitarle importancia al asunto.

-De todas formas, no quiero que estés sola en ningún momento. - Glimmer me pasa el brazo por los hombros en ademán protector.

-Prim siempre está conmigo. -

-Y no hablar de Peeta que está pegada a su culo veinticinco horas al día. Además os tiene a ti y a tu hermano nada más cruzar la calle. - Peeta... No lo había visto en todo el día, solamente por la mañana nada más llegar al instituto. Si, le echaba de menos.

Me tiro en mi cama dispuesta a descansar un poco antes de ponerme manos a la obra con las tareas. Me pongo los auriculares y la música inunda mis oídos. Estoy tan tremendamente cansada que los parpados se me cierran y antes de querer darme cuenta me he quedado dormida.

Estoy en un prado, un prado hermoso lleno de vegetación y con un olor tan embriagador que cierro los ojos de placer y así siento mejor su esencia. La brisa remueve mi pelo y la falda del vestido, pero de pronto el aire se para durante una milésima de segundo y de nuevo vuelve a azotar mi cara. El olor no es el mismo, es un olor dulzón, me recuerda a... Abro los ojos y me encuentro envuelta por rosales de pétalos blancos. El olor embota mi nariz y en mi crece el miedo. Me siento tonta ¿Qué pueden hacerme unas rosas? De todas formas quiero salir cuanto antes de aquí. Levanto una pierna dispuesta a ir dando saltos para lograr escapar. Las espinas me cortan en los tobillos y las pantorrillas desnudas, dejo la pierna donde estaba para evitar más cortes. Opto por ir arrancándolas una a una para ir haciéndome camino, pero aún así mis manos salen igual de heridas, incluso peor. Empiezo a ponerme nerviosa ¿Es que acaso no iba a poder salir de aquí nunca? Creo que la mejor opción es salir andando, tal y como había empezado. Ignoro el escozor que provocan los cortes y sigo andando, mi torpeza hace acto de presencia y hace que me caiga de bruces contra las flores. Noto como las espinas arañan mi cara y noto un líquido viscoso y caliente salir por todas partes de mi rostro. Me toco asustada para darme cuenta de que es sangre. Miro horrorizada la escena que se extiende ante mis ojos. Todas las rosas manchadas de mi roja sangre, es una imagen tan bizarra que me dan ganas de llorar, y lo hago. También lo hago de impotencia, quiero levantarme pero mi tobillo se ha enredado con los tallos. Me hago daño tratando de escapar y sigo llorando y gritando. Quiero salir, quiero salir...

-Katniss. - Esa voz... - Katniss. - Es Peeta, me está llamando. Le pido ayuda desesperadamente pero lo único que hace es repetir mi nombre una y otra vez. De pronto algo me arrastra bajo el rosal haciendo que mi piel se despellejara por el camino. Me agarro instintivamente a lo primero que encuentro que son más espinas, desgarrando así mis manos. Lo único que puedo hacer es gritar.

-¡Katniss despierta! - Me levanto sobresaltada y gimiendo por el llanto. Estoy llorando. Miro mis manos despellejadas pero lo que me encuentro son mis manos perfectas y sanas. Un sueño... Miro a ver quien me ha despertado del peor sueño que haya tenido nunca. Es Peeta, como siempre mi salvador. Mi salvavidas. - ¿Estas bien? - Dice mientras me recibe entre sus brazos.

-Ha sido horrible. No... no podía salir.

-Tranquila no pasa nada. No va a pasar nada, estoy contigo. - él no tenía ni idea de lo que le estaba hablando pero aún así el trataba de consolarme y tranquilizarme. Cuando mi respiración toma un ritmo normal me separo de él avergonzada por que haya tenido que presenciar algo así. - ¿Estás mejor?

-Si... Gracias. -

-Para lo que quieras. -

Se acerca y me da un casto y corto beso. Demasiado corto para la necesidad que siento ahora mismo, necesito de él y que me ayude a pasar este mal rato. El susto todavía perduraba y me temblaban levemente los dedos. Así que cuando pretende separarse de mi y decirme cualquier cosa le corto y me lanzo hambrienta hacia sus labios. Trata de separarme de él pero no estoy dispuesta. No, no. Hoy se iba a hacer lo que yo quería, ya charlaríamos más tarde. Cuando se aburre de tratar de separarme de él pasa manos a la obra y coloca sus manos en mis caderas y aprieta con sus dedos. Oh si, me sentía poderosa. ¿Sexo para animarme? Creo que podría funcionar. Estaba un poco necesitada, estábamos pasando una época de sequía. El retorno a las clases, el lío del embarazo, de mi padre y todo no nos había dejado casi tiempo para estar un poco a solas. Se podría decir que mis hormonas estaban revolucionadas y cuando me senté a horcajadas sobre él pude notar que él también estaba un poco ansioso. Le quité apresuradamente la sudadera que llevaba puesta y literalmente me comí su cuello. Mordí y chupé, en una de aquellas soltó un jadeo ronco. Ups, es posible que eso deje marca. Peeta estaba dispuesto a ir despacio, pero yo no. Me acariciaba por debajo de la camisa que llevaba puesta.

-¿Quieres quitármela de una vez? - Su cabeza, que estaba en mi cuello mientras besaba esa zona, se sacude por la risa.

-Me da que alguien está ansiosa. - Si, estaba ansiosa, y la Katniss pervertida estaba empezando a nacer en mi. No se cuando empezó a formarse pero me gustaba, joder que si me gustaba. Como respuesta a esas palabras me moví en círculos sobre su entrepierna, haciendo que se endureciera más.

-¿Solo yo? -

Ya está, solo necesitaba eso para que, de un tirón, me quitara la camisa haciendo que los botones saltaran por toda la habitación y el sujetador tuvo la misma suerte. Oh, madre mía, que subidón. Se levanta de la cama y con las piernas todavía enrolladas en su cintura me lleva hasta el escritorio, haciendo que me sentara sobre él. Sin dejar de besarle desabrocho sus pantalones vaqueros, que caen sin hacer casi ruido. Me separo de él para mirarlo más detenidamente. Mmm esos boxers, que por cierto no dejaban demasiado a la imaginación, se ajustaban mucho a su cuerpo. Si tuviera que describir ahora mismo a este hombre sería sexy. Demasiado para mi inocente y estrenada mente.

Paso mi dedo indice por uno de sus pezones, se irguió ipso facto y Peeta me regaló uno de sus gruñidos de excitación. ¿He dicho ya que me siento poderosa?

Me baja con rudeza de la mesa y me quita los pantalones casi sin ninguna delicadeza. Jooooder, había sacado a la bestia a pasear y parecía tener hambre. Estaba vestida solamente con un diminuto tanga. Se me queda mirando un segundo, recoge mi pelo entre una de sus manos para así tener una mejor visión de mis pechos. Se acerca a mi oído y me susurra.

-Me estás poniendo malo. -

Mi ego se elevó hasta los topes. Y no solo mi ego, sino también mi grado de exitación. Esas palabras dichas de esa manera tan lasciva me había encendido sobremanera. Le quito la ropa interior, aprovechando que sigo en pie. Cuando le tengo totalmente desnudo para mi acaricio su miembro con la punta de mi dedo. Cierra los ojos fuertemente.

-Mierda, mujer. No me hagas sufrir. - Creo que sonrío con una inocencia de la que escaseo en este momento. Me coge de los muslos y me lleva hasta la cama y me tumba en ella. Besa mi cuello, mis hombros, la clavícula. Cuando llega a los pechos, creo que hasta se me nubla la vista. Después de entretenerse un rato con los botones rosados sigue hasta el ombligo. Mi respiración a estas alturas se había ido a paseo y creo que hasta dentro de un rato no iba a volver. Lo agarro para que vuelva a besarme en los labios otra vez. Aprieto sus nalgas contra mi con mis talones, estoy viendo las estrellas y todavía no habíamos empezado.

-¿Les tienes mucho cariño? - Dice, refiriéndose al tanguita.

Juega con el elástico de la prenda y sin darme tiempo a responderle que podría mandar al carajo lo que él me pidiera ahora mismo rasga el hilillo del que está compuesta la diminuta tanga. Literalmente me lo ha arrancado. Jo-der. Lentamente y sin que yo le instara a hacerlo se enterró en mi. Soltamos un grito de satisfacción, a estas alturas me da un poco igual si Prim nos escucha, solamente quería sentirlo. En mi corta existencia, no había sentido algo tan maravilloso nunca. Comenzó a moverse lento, con un ritmo cadencioso, exquisito, haciendo que lograra rozar el cielo con las yemas de los dedos. Notaba bajo las palmas de las manos como los músculos de su espalda se contraían con cada embestida. Sus manos me obligan a levantar la cadera haciendo que mi espalda no tuviera punto de apoyo. Mis movimientos estaban limitados pero con cada sacudida un latigazo de intenso placer se extendia por mi cuerpo, formando un hormigueo por las extremidades.

-¡Peeta! - Grito sin ningún pudor.

-Lo encontré. -

Con esta postura lo que estaba buscando era mi punto g y joder si lo había encontrado. Esa sensación tan ansiada se empezó a apoderar de mi, ese placer infinito que hacia que me sintiera en el puto cielo, y eso solo lo conseguía Peeta. Empecé a marcar un ritmo cada vez más rápido, lo necesitaba ya, ahora. Él me siguió y clavó sus dedos en mis glúteos, haciéndome gemir de la sorpresa y del enorme placer que me estaba propinando. Ahí estaba, lo sentía. La burbuja estaba punto de explotar. Él lo sabía así que desterró su cara de mi cuello y se paró frente a mi rostro mirándome fijamente.

-No quiero perdérmelo. - Exploté, haciendo que la corriente eléctrica me recorriera el cuerpo entero escapándose finalmente por las puntas de los dedos. Un par de embestidas después Peeta se desplomó sobre mi, agotado por el esfuerzo físico y por la sensación de relajación que propinaba un orgasmo. Después de besar la zona donde se ubica el corazón nos gira para quedar yo ahora sobre él y me desplomo, dejo mi peso muerto y las extremidades extendidas, disfrutando de las endorfinas que circulan por mi torrente sanguíneo.

-¿Kat? - No respondo, no encuentro la forma de usar mis cuerdas vocales. - ¿Estás bien? - ¿Bien? Eso es poco, me siento en el paraíso. Su mano acaricia mi columna vertebral, estaba tan sensibilizada que me hace temblar y suelto algo parecido a un ronroneo. - Por lo menos se que estás viva. - Levanté la vista para mirarle y mis ojos se toparon con las marcas de mis dientes. Si, efectivamente ahí estaba la marca.

-Creo que me he pasado un poco. - Paso un dedo por el moratón que se comienza a formar.

-Bah. Me gusta que te desates. - Ahora se acerca a mi oído para susurrar. - Que chilles mi nombre de placer. - Ok. Vellos de punta en 3, 2, 1... - Además se te ponen los ojos en blanco. -

-No jodas ¿Enserio? - asiente – Que vergüenza... - Coge mi cabeza con sus manos. -

-Ni se te ocurra avergonzarte conmigo señorita. Soy tu novio, que mas faltaba. No tiene caso que te avergüences después de haberme seducido de esa manera.

-Mira que cara de felicidad que trae. Eso solo puede significar una cosa. - Ya habían llegado y estábamos esperando en el aparcamiento para ir a nuestras respectivas clases. Marvel y Finnick empezaron a hacer movimientos con sus caderas y poniendo caras... bueno, caras. -

-OH DIOS. - Dice Rue, su mirada fija al frente incita a que nosotros dirijamos las nuestras a donde llama su atención. OH DIOS. -

-¿Q...Que? - Logro balbucear. Delante de mi se desarrolla una escena que no pensaba que vería nunca. Brad y Clove, juntos, cogidos de la mano y besándose. Me dan ganas de restregarme los ojos de incredulidad, como en los típicos dibujos animados. - No puede ser.

-Un golfo con una puta. Dios los cría y ellos se juntan. - Dice Finnick encogiéndose de hombros.

-No, no, no. No puede ser. Lo conozco, no es posible. Si para referirse a ella solo salia mierda de su boca. No puede ser. Tengo que hablar con él. - Cuando he puesto un pie en su dirección. La mano de Peeta me coge de la muñeca, frenándome.

-¿Qué tienes que hablar con él? Es mas que evidente que están juntos. No se que más quieres saber.

-No puede juntarse con esa. No se lo merece. - Me mira con ojos entrecerrados, no me había dado cuenta pero nos han dejado solos.

-¿Según tú que se merece?

-Algo mejor. No es quien vosotros pensáis que es. Él es...

-¿Estás celosa? - Vuelvo a flipar en colores. ¿Celosa? ¿De Clove? Que surrealista.

-Estás loco. -

-No evadas mi pregunta. -

-¿Porque tendría que estar celosa? -

-Pues porqué a lo mejor te gusta. -

-Ya he escuchado suficientes tonterías por hoy. Creo que me voy. - Me ha dejado dolida. - Que sepas que pienso hablar con él te guste o no.

Las clases han terminado, no he logrado coincidir con él a solas en todo el día. Estoy esperándole al lado de su coche aprovechando que la jefa de animadoras se ha largado ya. La he visto marcharse con sus 'amigas'. Por fin, cuando pensaba que la paciencia de las mías se estaba acabando el nadador aparece deslumbrante, como siempre. Se extraña al verme esperándole, supongo que la relación a terminado por enfriarse. Abre la puerta de piloto sin siquiera dirigirme la palabra.

-Hola... - Consigo decir, se que no me merezco siquiera su saludo. Él trataba de mantener el contacto conmigo pero yo no hacia más que pasar de él. Pero ahora me preocupaba, no me gustaba que estuviera con Clove.

-¿Qué quieres? ¿No te está esperando tu novio? - Uf notaba su crispación.

-Él no sabe que estoy aquí. - Está sorprendido.

-Bueno, para algo habrás venido ¿no? -

-Si...yo... es que... no se.... - Joder me costaba abordar el tema, creo que no tenía el derecho de preguntar nada, ni siquiera de preocuparme.

-Escúpelo.

-¿Estás con Clove? -

-Si. -

-¿Por qué? - Me mira incrédulo.

-¿Te pregunto yo porque estás con Mellark? No, porque no me incumbe, aunque no me parezca bien que después de lo que hiciste estés tan pancha con él. Esto tampoco te incumbe a ti.

-Estoy preocupada. Clove no es la mejor persona que digamos...

-Por lo menos ella está pendiente de mi y no me usa como un pañuelo de usar y tirar. -

-Yo... no pretendía... Nunca quise que pasara eso.

-Tu me importabas. Llegué a replantearme muchas cosas contigo. Ahora si me disculpas me marcho, me están esperando. Por cierto, dile a tu amiga que se cuide. Hasta luego. - Se marcha, dejándome con la boca abierta y haciéndome sentirme mal conmigo misma. Si se refería a lo de Annie ¿Cómo se ha enterado?

-Me apetece salir chicas. Quiero ir a alguna fiesta ahora que puedo. - Dice Annie.

-¿Estás segura de que mi hermano va a permitirte salir? -

-Me da igual lo que me diga Finnick. Quiero salir ¡Joer! Dentro de un par de meses pareceré una bola demoledora y no podré salir a ningún lado.

-He oído que Cashmere va a hacer una fiesta en su casa este fin de semana. Sus padres se largan. - Dice Prim.

-Decidido vamos a la fiesta esa. -

-¿Estás loca? Ahí pasa de todo. No, no, no... Esa es la casa de los horrores, ¿Qué tal si te pasara algo eh? - Parecíamos los seis bobos viendo como Ann y Finnick discutían. Esto parecía un partido de tenis.

-Finn ¡No soy de cristal! Estaremos un rato y nos iremos. -

-Eso no me lo puedes asegurar. -

-¡Entiéndeme, maldita sea! Dentro de unos meses voy a estar tan enorme que no voy a poder andar con normalidad. Aquí la que engorda, la que cambia y la que pare soy yo. Tu no tienes que sufrir nada físico.

-Pero Ann...

-¡Vete a la mierda! - Dice finalmente llorando y iendose al baño, supongo. Glimmer y Rue van tras ella. Yo en cambio voy en pos de mi amigo.

-Finn...

-No me regañes tu también Katniss...

-¿Y que quieres que haga? No puedes mantener a tu novia en una burbuja para protegerla del exterior.

-Pero me da tanto miedo que le pase algo...

-Comprendela un poco. - Asiente, bajo la mirada atenta de los demás le doy mi mano para que me acompañe en donde esté Annie. Tiro de él para que se levante y vamos juntos de la mano. Está fría y sudada. Entiendo que esté asustado por esta nueva situación, tiene que estar superándole. Pero de las nuevas experiencias se aprende. En la puerta están las chicas tratando de que Annie salga, Finn se pone donde ellas para hablarle a la puerta.

-Cariño...

-¡Vete! - La cara de Finn refleja dolor por la forma en la que le habla Annie. Más te vale responderla de forma calmada Odair.

-Cielo... - Bien – Tienes que ver que te vas a poner para el sábado... - La puerta se abre con un chirrío. Aparece Annie con un pañuelo en la mano y sorbiéndose la nariz.

-¿Por que lloras princesa? - Annie abraza a su novio y vuelve a llorar. - Oye, que vamos a ir a la dichosa fiesta, no llores más. - Ahora ríe. Las hormonas están haciendo efecto.

-No lloro por lo de la fiesta. - Él la mira, escéptico. - Bueno... un poquito si. Pero es que me he pesado. He cogido 400 gramos...

-Oh bebé. Estás preciosa, no te preocupes por el peso. - Las risas de Marvel y Peeta se escuchan a nuestras espaldas. Finn y yo les dirigimos una mirada taladradora y ponen cara seria al instante.

-Que tensión eh... - Le digo a Peeta, que ha decidido acompañarme a la puerta de mi casa. La cosa estaba más tensa entre nosotros que entre los acaramelados de enfrente.

-Vaya que si. - Abro la puerta y me meto en casa.

-Bueno, pues... hasta mañana. -

-Hasta mañana. - Voy a cerrar la puerta pero el pie de Peeta la intercepta. Gemido de dolor. - Auch.

-¿Estás bien?

-Si, no es nada. - Se despeina el pelo con la mano - Oye... Estamos bien ¿No? - Su cara es el reflejo de la angustia.

-S..Si... Supongo. -

-Eso no suena muy convencido. -

-Peeta, me ha causado un shock que insinuaras que me gusta otro. Solo eso.

-Yo... Lo siento. Es que, se me nubla la razón cuando tiene que ver contigo.

-Estoy cansada ¿Sabes? De que me pidas perdón. No deberías siquiera de pedírmelo, no cuando es algo relacionado con tus celos. Más que nada porque no deberían existir. -

-Te prometo que no he querido ofenderte. Solo es miedo, pero juro que no va a volver a pasar. - Pone una mano sobre su pecho y la otra palma al frente. Como cuando se jura decir la verdad y nada más que la verdad. - Seré el mejor novio del mundo mundial. - Vale, ese comentario infantil me ha robado una sonora carcajada. Creo que ya no puedo hacerme la enfadada. También riéndose me besa y hace que entremos a la casa entre risas y besos.

-¿Quieres que te enseñe lo que me pondré el sábado? -

-Mmmm, ahora prefiero verte sin ropa. -

Sábado por la tarde. Ropa, maquillaje, zapatos, etc. Llantos por parte de Annie, es cierto que algunas cosas ya no le quedaban bien. Al tener un cuerpo menudo la abultación de su vientre no dejaba que algunos pantalones o los vestidos ultra ceñidos que quedaban como una segunda capa de piel le quedaran como antes. Ha optado por ponerse una vestido palabra de honor ceñido al pecho y el resto al vuelo, así se disimula bastante y no se nota nada, una rebeca y unas manoletinas planas. Nada de tacones. Nos mira con envidia a las demás mientras nos enfundamos en nuestros vestidos y nos colocamos los altísimos zapatos, pero por lo menos ya no llora.

-Estáis preciosas chicas. - Nostalgia, su mirada destila nostalgia. Su mano está en su tripa, no está triste del todo. Sabe que será una mama feliz.

-Muchas gracias Ann. Tu también estás muy guapa. - Prim la anima y sonríe feliz.

-¿Nos vamos? La fiesta ya debe de haber empezado.

Bajamos y los chicos ya nos esperan. Todos visten igual pero a la vez diferente. Vaqueros, camisas y americanas.

-Estás preciosa. - Me coge de la cintura y me besa en la sien mi hombre perfecto y guapo, sobretodo guapo.

-Venga, venga. Si, ese vestido te queda genial y realza todas esas polleces femeninas. ¿Nos podemos ir? Ya llegamos tarde. - Marvel en su linea, como siempre.

La fiesta estaba en marcha cuando llegamos, como suponíamos. El ambiente es el típico de una fiesta de instituto. Había alcohol, música, machos sin domar por doquier y ningún trasto decorativo a la vista. Se notaba que esta no era su primera fiesta, ha guardado todo para que no se estropeara nada importante.

-Voy por una copa ¿quieres algo? -

-Lo que tu te cojas. - No me separo de mis amigas en todo el rato, sobretodo de mi amiga embarazada. Mas que nada por los nervios de Finn que por otra cosa. Ella no permitía que se le acercara así que yo hacia de chivo espiatorio. Llevaba un par de copas o tres y me estaba empezando a afectar. Antes de seguir bebiendo voy a esperar a que se me pase el mareo de esta tanda. Las chicas bailamos y cantamos como nunca. Una de aquellas las chicas se ponen histéricas y dan saltos sin parar.

-No la conozco.

-¿Estás de broma? - Dice Rue.

-Es Gangnam Style. TODO el mundo conoce esta canción.

-Ven corre, se están preparando para bailar las chicas en grupo. - Glimm me coge del brazo y tira de mi.

-¡Pero no la conozco! -

-Es fácil, imítanos, cuando lo hagas un par de veces seguro que te lo aprendes. - 

  La música empieza a sonar, la verdad es que no entiendo ni papa de la letra pero es pegadiza. Con respecto al baile tienen razón. Es lo mismo todo el rato. Gracias al alcohol creo que hace que esto no sea vergonzoso. Cuando la canción termina, las chicas que hemos bailado hacemos un corrillo y hacemos el todos para uno y uno para todos. 

 

Para ser invierno estoy bastante sofocada, el trote del baile me ha dejado exhausta. Eso juntado a que estoy en mi punto álgido de borrachera hace que sienta un calor que presiento que no debo de sentir de verdad. Opto por salir un rato al jardín a refrescarme y miro la noche estrellada, el aire helado me sienta de maravilla. Cuando creo que es suficiente y empiezo a tiritar de frío me doy la vuelta para volver a la fiesta. Los tacones ni ayudan a mi trastocado equilibrio y me choco con un chico que estaba caminando. Me sujeta de los brazos para no caerme.

-Disculpa, estoy un poco... - Las manos del chico me apretan demasiado. Levanto la cara para ver quien es. Quizás esta un poco borracho y no consigue medir su fuerza. Era Brad

-Hola Katniss. - Su voz es siniestra. El olor de su aliento huele a vodka o ginebra, que se yo.

-Ho...Hola. - Nos arrastra a un rincon oscuro. No tengo ni idea de para que, ahora mismo me arrepiento de haber bebido. No tengo fuerzas ni para negarme a caminar. Me apestilla contra la pared de la casa, se acerca a mi y giro mi cara para alejarme todo lo posible de él. Me estaba dando miedo. Aspira fuerte cerca de mi cuello. Su agarre se afianza ahora en mi pelo y mi cintura, pegandome a él.

-Estás preciosa esta noche.

-Brad, estás borracho. Sueltame. -

-No quiero soltarte. - con todo su cuerpo me inmoviliza entre él y la pared, mis manos están a mi espalda imposibilitando así que me mueva. Su aspera y dura mano me apreta en los muslos y la pasa por todo su largo. Forcejeo con él para intentar soltarme, imposible.

-¡Sueltame! - Digo ahora en voz más alta esperando que alguien me escuchara. Sus manos se cuelan por debajo de mi falda y la levanta, sobando mis gluteos, me besa. Las lágrimas acuden a mis ojos y caen a raudales. Sabe al asqueroso alcohol que ha bebido. Giro la cara todo lo que puedo, cuando se cansa de luchar sujeta mi cara con una de sus manos y vuelve a besarme, mientras la otra sigue sobando. Le muerdo el labio, aparta la cara con una expresión furiosa y levanta la mano. Cierro los ojos esperando el golpe pero alguien se adelanta quitándome a Brad de encima. Abro los ojos anegados de lágrimas y veo como Peeta está sobre él en el suelo, dándole una paliza de muerte.

-¡Para Peeta! - No me escucha. - ¡Lo vas a matar! - Gracias a Dios que han llegado Marvel y Finnick para levantarlo de encima de Brad. Alguien me abraza y yo me hundo en esos brazos. Es Glimmer quien me está sosteniendo ahora.

-¡Tú! Pedazo de hijo de puta. Vuelves a tratar de abusar de mi novia y no sales vivo ¿Me oyes? - Todos me miran con rostro apenado, asustado.

-¿Estás bien cielo? - Me pregunta una voz que conozco pero que no ubico. Solo atino a asentir. Distingo como Brad se levanta del suelo con la cara hecha un cristo. Por cabrón, te lo mereces.

-¿Tu novia? - A pesar del dolor que debe de sentir en la cara se carcajea en nuestra cara. Finnick suelta a Peeta para cogerle la cara por la barbilla con una sola mano. Se le acerca a la cara y dice bien alto:

-No te atrevas a reírte, o seré yo el que te parta la cabeza. Demasiado me he contenido cuando me he enterado de lo que le ibas a hacer a Katniss. -

Lo suelta con brusquedad haciendo que se tambalee y le cueste mantenerse en pie. Me extraña que estemos todavía solos después de estar gritando. Los brazos de Glim son sustituidos por unos que conozco bien y me abrazan con calidez después de pasar su chaqueta por mis hombros. Se me había olvidado por completo el frío. Ahora solo lloraba mientras miraba incrédula al que creía uno de mis amigos. Me había dolido más en el corazón que físicamente lo que acaba de hacer, nunca pensaría que alguien que se ha portado tan bien conmigo haya intentado hacerme algo como esto.

-Esa maldita zorra no se merece ni que la estés consolando. - Los brazos que me rodean se tensan, dispuestos a atacar de nuevo. Lo abrazo por la cintura para retenerlo, lo que no imaginaba es que se llevaría el golpe de otra persona. Marvel se acerca como una bala y le planta un derechazo en pleno pómulo. Brad cae al suelo y escupe un poco de sangre y... ¿Eso es un diente?

-Estabas tardando demasiado. No he podido aguantarme las ganas. - Finnick se encoge de hombros.

-Pequeña mentirosa... ¿Por qué no se lo dices? - Vuelve a ponerse en pie y sonríe. Sus dientes y sus labios están manchados de sangre y no me equivocaba, le falta uno de sus dientes. Esa sonrisa me aterroriza.

-Callate ya, escoria. Marvel, llama a la policía. - Dice Peeta a mi lado. Ahora la tensa soy yo, se a lo que se refiere y si sigue hablando al final se va a saber.

-¿Le tienes en el bote eh Katniss? -

-¡Calla! - Le grito. Ahora Peeta me mira confundido, no solo él, los chicos también. Sin embargo las demás me miran con lástima.

-¿Qué pasa cariño? - Coge mi rostro entre sus manos. No puedo mirarle, y cierro los ojos, haciendo que nuevas lágrimas caigan por mis mejillas.

-Oh... mirala. Ni siquiera puede aguantarte la mirada.

-¡Que te calles de una puta vez! -

-Si estás deseando saberlo. - La determinación que enmarcaba los ojos de Peeta se evapora y un dejo de duda se instala en ellos. Me mira. Quiere saber si está tratando de engañarle o de verdad hay algo que ignora.

-¿A que se refiere Kat? - Quiero contárselo, prefiero que lo escuche de mi antes que de él.

-Lo siento mucho... - Mi cara es un océano de lágrimas, la respiración me falta y creo que estoy al borde de la hiperventilación. Ahora si, su cara es el reflejo de la duda y la desconfianza.

-Bueno, puesto que no te lo quiere decir, lo haré yo. -

-¡No! - Le rujo.

-Tu 'Novia' – Hace las comillas en el aire – No es taaan buena como te hace ver. Te ha mentido como una bellaca. - Lo miro con repulsión. Trato de soltarme para ir y darle yo misma la paliza que se merece. Pero Peeta me retiene.

-No. - Me dice de manera fría. Esa simple palabra me atraviesa el pecho como una flecha, haciendo que un dolor permanente se instalara allí.

-Veo que quieres que siga. - Vuelve a reirse.

-Me queda muy poca paciencia. Te aconsejo que no juegues conmigo.

-Vale, vale. Pues resulta que toda vuestra relación es una puñetera farsa. Ella quedó con tu ex rubita para hacerle un cambio super espectacular para que te fijaras en ella. - Me suelta. No, no, no. Un nudo enorme se forma en mi garganta de la angustia.

-Por favor para... - ahora le suplico. Brad se mira las uñas teatralmente, haciendo como si no me escuchara.

-Querían que te enamoraras de ella para luego romperte el corazón. Como hiciste tú con la barbie. - De pronto ya no le siento a mi lado. Las lágrimas me impiden ver con claridad, vacía, sola, indefensa. Caigo al suelo de rodillas, no me sostengo ni a mi misma. Que se acabe ya esta horrible noche por favor... Me limpio las lágrimas para buscarlo con la mirada. Está frente a mi, dolor, miedo, angustia. Su cuerpo me transmite todo eso y más. No soy capaz de ver a nadie, solo a él.

-¿Es eso verdad? - Me pregunta directamente a mi pero como no le contesto mira a Glimmer y yo con él.. Ella simplemente agacha la cabeza, avergonzada y supongo que igual de arrepentida que yo. El silencio parece ser la mejor respuesta para él y confirma lo que le ha contado - ¿Por qué? - Puñetazo al árbol. - ¡Joder! ¡¿Tan mala persona soy?!

-¡No! No... por favor, perdoname. No quise hacerte esto, ocurrió algo que... - Mi voz solo era un susurro. Quería decirle que estaba enamorada de él, que el plan era ese, pero que las cosas se torcieron cuando mis sentimientos entraron también al trapo. Nos enamoramos y eramos una pareja normal y corriente como las demás, sin ningún plan de por medio, solo nosotros dos. Pero me interrumpe y no me deja terminar

-Que engañado me teníais. - Levanta los brazos, ofreciendoseme. Se acerca a Glimmer, muy cerca de ella. También hay dolor en su expresión. Vuelve a mirarme y no me gusta nada como lo hace, desprecio, y mucho además. - Lo conseguisteis. Me enamoré... y me habéis roto el corazón. Enhorabuena. - Lágrimas ahora caen también de sus ojos. Sollozo más fuerte que antes. Mi amor está sufriendo y yo no soy capaz de defender mi postura. Está dispuesto a marcharse pero Marvel lo intercepta.

-Tío, Peeta... -

-Suéltame. - Y se marcha por la puerta, entrando de nuevo a la casa. El silencio se instala entre nosotros.

No soy capaz de pensar con claridad, donde se supone que debería de estar mi corazón hay solamente vacío. Me miro las manos, manchadas de tierra del jardín. Me doy asco, soy una persona horrible. Arranco el césped con rabia, y cuando hay un roal alrededor de mis manos doy golpes al suelo, humedeciéndolo con mis lágrimas saladas.

-Ya he llamado a la policía Katniss. Se que tendrás ganas de irte a casa pero te tienes que quedar para responder a las preguntas que te hagan. - Las manos de Finnick me levantan del suelo y me sostiene. - ¿Es cierto? ¿Lo que ha dicho es verdad? - Simplemente asiento.

-Fue mi culpa. No debí de haberle pedido que lo hiciera. -Encara a su hermano con dureza para defenderme.

-Sabes que es incapaz de negarnos nada. No tenias derecho a ponerla en ese compromiso. - Miro incrédula a los dos ¿Qué dicen? Me separo de Finn llorosa.

-La única culpable aquí soy yo. Cierto es que ella fue la detonante, pero del resto soy yo. Yo accedí, yo jugué con él, yo no se lo conté, yo le mentí y yo... caí. Por eso... no se lo dije por eso... - Brad se ríe de forma malvada y Marvel vuelve a propinarle otro gancho dejándolo totalmente grogui y fuera de combate. -

-Callado estás más guapo fiera. -

-Glimmer, llegas a un punto de maldad que no sabia que tuvieras. - Le acusa Finnick. Ella como respuesta se encoge sobre si misma. Nunca la había visto amedrentarse ante las acusaciones de nadie.

-Ni se te ocurra pasarte con Glimmer. - Marvel se acerca a su novia y le pasa un brazo por los hombros. - Ven aquí morena – Me acerco a él y me levanta la barbilla con dos dedos. Limpia mis lágrimas con la palma de su mano, delicadamente a su manera. Me mira a los ojos directamente, lo hace como si buscara algo. - Estás enamorada de él ¿Verdad? -

-Si... - Y me sonríe de forma cálida.

-Pues tienes que hacérselo saber.

-No me va a querer escuchar, ya lo has visto. No he podido ni defenderme.

-Pues dale un poco de tiempo. La verdad es que la habéis liado bastante, pero nada que no se pueda arreglar.

Dos minutos más tarde la policía llega, me toman declaración y se llevan a Brad esposado. Me causa una gran impresión que esto me lo haya hecho él y cuando se lo llevan no me paro ni a mirarle. Pero antes de que se marcharan de ahí y deshicieran la fiesta de Cashmere, levanta su cabeza para gritar al aire:

-¡Recuerda que te dije que no me gusta que me ignoren puta! -

¿Cuando me ha dicho a mi algo así? Nunca me ha dicho eso, la última conversación al menos no iba de nada de eso.

Me estrujo los sesos ya en la cama y con Prim dormida a mi lado, no ha querido dejarme sola.

'No me gusta que me ignoren' Me suena. Abro los ojos de golpe, me levanto con cuidado de no despertar a Prim para ir a mi escritorio y sacar de un cajón la nota.

'Me gustaría poder verte más de cerca y no a metros de distancia preciosa. Por cierto, no me gusta que me ignoren'

Oh Dios, todos esos ramos y acosos, desde entonces era Brad.

Me vuelvo a acostar pensando que ya se habían acabado los ramos y las notas anónimas, la policía nos había informado sobre que era posible que pasara una buena temporada en la cárcel.

Me quedo dormida con mis pensamientos dedicados a Peeta. Rezaba por que Marvel tuviera razón. Ojala.